El escritor que sólo vivía en sus viajes
Alberto Vázquez-Figueroa nació el 11 de octubre de 1936 en Santa Cruz de Tenerife. Nieto de un farero, su madre nació en la remota isla de Lobos, próxima a la isla de Fuerteventura. Por motivos políticos, se fue a vivir con su tío a la África española en Sáhara occidental, donde pasó los primeros dieciséis años de su vida en el desierto. Su educación, entre pizarras de arena, pupitres a la sombra de palmeras y con un sol infernal y justiciero, pendía exclusivamente de los libros que su tío guardaba en una modesta biblioteca: Stevenson, Julio Verne, Jospeh Conrad, Herman Melville, escritores que contaban historias de lugares exóticos, de vidas como la del pequeño Alberto.
Conserva aún sus cámaras antiguas, las que grabaron el horror y el sin sentido de las guerras y las revoluciones políticas que contó al mundo a través de La Vanguardia y RTVE. Rehuía de las moquetas y las sillas de las redacciones de periódico. Dos meses más tarde de salir de la Escuela de Periodismo en Madrid en 1959, compró un velero con un par de amigos para surcar las turquesas e insólitas aguas de la Polinesia.
Traducido al chino, al búlgaro, al ruso o al árabe, ha vendido 32 millones de libros por todo el mundo, siendo uno de los escritores hispanoamericanos más leídos en las últimas décadas.