Recién cumplidos los trece años, en plenos años 50, Alberto Vázquez-Figueroa se fue a vivir con sus tíos a Cabo Juby, cerca de la frontera con el Sáhara Occidental en Marruecos. Al principio, un Alberto adolescente pensó que no podría soportar la soledad de aquel remoto e inhóspito lugar que parecía maldito. Pero el tiempo le haría cambiar de opinión; la escuela del desierto le transformaría para siempre y cuando años más tarde tuvo que abandonarlo definitivamente no dejó de añorarlo durante toda su vida.
Este libro nos adentra en un desconocido Sáhara español, poblado por multitud de animales y un pueblo fascinante, los saharauis. Ninguna otra raza es tan amante de las historias; y cada noche, al amor de una fogata, se reúnen, y los más viejos van relatando las leyendas que les había contado su padre, y que este a su vez había oído del suyo, y así sucesivamente hasta los tiempos en que Mahoma vino al mundo.